miércoles, 14 de noviembre de 2007

Alecto. La Impasible.

Apenas abrió la puerta y sintió ese despecho en el aire. Todas las miradas se posaban en ella, sobre sus manos, su varita. La vista fija en sus pasos y finalmente en su capa ondulante, como un fantasma.

Alecto les miró con desprecio, fingiendo exteriormente que era lo que mas le apetecia en el mundo. Interiormente sabia que esa asignatura era la peor de todas, la más odiosa y repugnante de todas, sabiendo que cualquier dia de su asquerosa vida, unos cuantos mortifagos se reirian de ella, en particular su hermano; tal y como habian hecho con los Black noches pasadas.
El respeto se habia perdido totalmente, todos se volvian contra todos y nadie confiaba mas que en si mismo.

Carraspeó con toda la delicadeza que sus actitudes le permitieron y comenzó a hablar muy pausadamente.Si, realmente sus alumnos la ignoraban, estaban como paralizados en el sitio mirandose de un lado a otro y preguntandose la razón de todo aquello.

Esperando respuestas a preguntas que les daba miedo pronunciar.La explicación o los insultos o lo que balbuceó durante 45 minutos, le parecio la mayor eternidad, no se detenia mas que para observarlos y comprobar que todo seguia en orden.Cuando pensó que todo estaba acabando una mano se alzó sobre las demas, una pregunta, un valiente que pensó que debian contestarle.

- Alguien te ha dicho que es momento de preguntas? - dijo con voz cortante y a modo de burla. El chico no contestó, se limitó a esbozar una debil sonrisa en pro de molestarla aun más. - Di! Rápido! No tengo ni un segundo para tu estúpida cuestion.

- Si, profesora..Carrow...esque, hay algo que queria preguntarle desde hace tiempo y me parece que una persona con su enorme y amplia inteligencia - Sabia que le molestaba, estaba apunto de estallar y matarlo, tenia unas ganas enormes, ese Longbottom se hacia el listo una vez mas. - .. Bueno...los muggles son humanos, y segun usted son escoria y mas cosas...entonces? si nosotros tambien somos humanos...porque cree que somos diferentes de los nacidos muggles?

Alecto se quedó en silencio. Se sintió derrotada un microsegundo, un tiempo tan pequeño pero tan grande que le parecio incontable. Con malicia comenzó a carcajearse, era realmente gracioso, nunca esperó tanta imaginación.
En su mente lo meditó, dias y dias permaneció es apregunta en su cabeza, sin poder apartarlarla y sin mirar hacia otro lado. Concentrada lo más que podia en lo que tenia que hacer...pero no era asi.
El timbre sentenció la hora a la que estaba sometida como una condena, su prision de ideas. De idas y venidas de desborde de imaginacion y de penumbra, de sus oscuros pensamientos que se aligeraban cada vez más.

- Longbottom, aqui. YA! - Mientras todos salian el permaneció de pie, juntó sus libros en su mesa y caminó con paso decidido hacia la mortífaga que le daba la espalda toqueteando su varita y sonriendole al aire llena de energia.

Cuando pensó que estaba lo bastante cerca, lo acorraló junto a la pared obligandole a sentarse en su propia silla, y apoyó sus manos sobre el respaldo colocando practicamente juntos sus ojos negros pálidos y llenos de odio.

- Te crees muy listo verdad niño inmundo? Piensas que tus amiguitos traidores vendrán a salvarte?! Eh! - Su voz sonaba horriblemente afónica, intercalando las palabras con ligeros golpes, aprisionandole cada vez más; no era lo que esperaba, pero despúes de todo se lo habia buscado. Solo rogó una vez que de verdad fuera lo valiente que esperaban todos y sobrevivir - Crucio!

Su grito penetró como la propia maldición, taladró sus tímpanos con esa macabra melodía, tanteando entre su cuerpo el propio dolor, amargando lo más profundo de su alma.Ella no sonrió, se relamió los sabios por el logro conseguido, se elevó sobre sus manos y miró hacia el techo triunfante. No volvió a maldecir el dia en el que su amo le ordenó aquella misión. "Mantener cuidados y educados a las nuevas generaciones, es nuestra prioridad".
En sus ojos no apareció esa luz que identificaba su clarisimo aprecio, ella no era como Bellatrix, a veces sentia miedo de aquel ser, que se iba apoderando de ella como una posesión. Un veneno expandiéndose entre sus dedos que iba soltando por momentos y ante todo le producia placer.

- Alecto...Por Merlin que estas haciendo?! - La aludida giró la cabeza hacia el lugar donde se encontraba quien la nombraba. Su nombre, era su propia maldición. "Alecto" imposible de decir, mortal para quien lo oia. Manos hábiles y rápidas, mente lenta y podrida.

- Educar. Minerva - La anciana mujer notó el énfasis en su voz, frunció el ceño pero permaneció impasible - No es lo que hacemos aqui?

- Alecto Carrow, espero que tu tonteria no sea tu propia perdición

- Ya no soy una niña Minerva, deberias comprenderlo.

- Para ti, sigo siendo Profesora McGonagall, Señorita Carrow.

- No te busques más problemas de los que tienes mujer, puede irte mal...peor...o como demonios se diga. Este especimen es un insolente, no hace más que hacerse el héroe, como si no tuvieramos suficiente con ese maldito amigo suyo y sus otros dos estúpidos compinches. Porque eso es lo que son, unos...delincuentes!

Dicho esto, Alecto salió hacia el despacho con gesto altivo bastante exagerado, contoneandose como una serpiente de un lado a otro y moviendo su pelo en una actitud propia de un anuncio.Un tropiezo hizo soltar una ligera carcajada entre los dos Gryffindors, pero su torpeza quedaba anulada frente a su enorme idiotez y falta de belleza. No tenia despacho.